Pedro Pascal y Ben Mendelsohn protagonizan la creación ambientada en los años ’80 de Anna Boden y Ryan Fleck, de “Captain Marvel”.

Freaky Tales está ambientada en Oakland, y corre el año 1987, hecho que deja en claro desde el inicio con la narración cortesía del rapero de Oakland Too Short, cuya canción le da el título a la película. Si bien esa ambientación forma gran parte de las historias entrelazadas, su estructura de antología evoca otra era: la de los años ’90 específicamente cualquiera de las de crimen que salió después de Pulp Fiction. Eso no quiere decir que Freaky Tales no tenga su propio encanto que casi compensa esas vibras tan conocidas. 

Un vistazo a los segmentos de Freaky Tales

Tal vez sea quisquillosa, pero el primer segmento, “Strength in Numbers”, técnicamente no ocurre en Oakland; su foco está en el legendario colectivo musical 924 Gilman, que cualquier fan de la música de Bay Area te dirá que está en Berkeley (vivo en Oakland. Berkeley está muy cerca, pero…). Sin embargo, es difícil molestarse cuando el hilo de la historia es sobre chicos punk que patean traseros nazis, cuando vemos a Tina (Ji-young Yoo de Expat), Lucid (ack Champion de Avatar: The Way of Water) y sus amigos dejando de lado sus ideales de “no violencia” para pelear con los skinheads que han estado merodeando mientras suena la música emblemática de la época como “Rise Above” y “Ready to Fight”.

Después de algunos cambios pasamos a “Don’t Fight the Feeling”, que nos trae a Entice (Normani) y Barbie (Dominique Thorn de Ironheart). Son mejores amigos y trabajan en una heladería, donde tienen que soportar a un pesado policía de Oakland – Freaky Tales lo llama “el tipo”, interpretado por Ben Mendelsohn, que vuelve a unirse a sus directores Anna Boden y Ryan Fleck de Captain Marvel – mientras juntos sueñan con ser estrellas. Los invitan a un concurso de rap con Too Short (Demario “Symba” Driver interpreta a su versión joven pero el mismo Too Short aparece en uno de los muchos cameos cool que tiene Freaky tales) y vemos que tienen el talento que se requiere. 

Luego llega “Born to Mack” protagonizada por Pedro Pascal (The Last of Us, The Mandalorian, Fantastic Four: First Steps) que interpreta a un cobrador de deudas (de esos que son rompehuesos) que decidió retirarse ahora que va a ser padre. Pero no sorprende ver que no es fácil salir de un entorno en que pasaste tiempo con villanos como tus jefes, o con gente que has dejado en la ruina o lastimada.

Y finalmente está “The Legend of Sleepy Floyd”, que sin revelar nada que no deba, es el segmento que convierte a Freaky Tales en una peli que califica como de io9. Hay sci-fi, y la voz de Too Short menciona una extraña luz verde que bañaba la atmósfera de Oakland en aquellos días de 1987, y hasta la vemos al hacer zapping por la historia que recrea como ficción Freaky Tales.

El impacto final y el sabor a poco

Es eso lo que queda como impacto de la última historia. Sleepy Floyd, con los Golden State Warriors, en las eliminatorias de la NBA en 1987, y todo se va entretejiendo en la película con los personajes que van siguiendo los juegos. Ya sea porque son fans o porque como “el tipo” y su gente, planean robar las mansiones de los jugadores. Las cosas dan un giro en ese punto y tal como lo spoilea el trailer de Freaky Tales la versión de Sleepy Floyd que trae la película (Jay Ellis) no es solo de un buen jugador sino de un excelente y letal espadachín.

Aunque hay escenas de sangre al final, lo que te queda de Freaky Tales es sabor a poco. La peli brilla cuando muestra su amor por Oakland, y hay imágenes excelentes, referencias muy ingeniosas, incluyendo algunas a alguien local que se convirtió en estrella del cine (“ese chico de Splash que solía vender perros calientes en los juegos”).

Hay pequeños momentos notables, con Pascal y Mendelsohn que se destacan varias veces. Pero el inevitable crossover del último acto desafortunadamente no es tan ingenioso o satisfactorio como podría, y su gran mensaje de que “los nazis son malos” es obvio y no haría falta el diálogo. También desilusiona que el elemento más intrigante de la película, un centro de aprendizaje de la nueva era que pasa comerciales a lo largo de la película y alimenta la venganza de Sleepy Floyd, no se explora del todo. En especial porque aparentaría también alimentar el campo de energía de Freaky Tales que parece tomado del mismo lugar que Repo Man de 1984.